Sara Pérez-Tomé, experta en conflictos familiares, subraya que acudir a terapia familiar implica saber pedir ayuda especializada, superando la culpabilidad, diferencias intergeneracionales y los prejuicios sociales que puedan limitar la convivencia en las familias. Desde el primer contacto, se prioriza a la persona y su familia.
El proceso comienza con una consulta familiar, donde se recibe a las partes principales involucradas en el conflicto. A partir de ahí, se realiza un diagnóstico inicial, definiendo la situación y diseñando un plan de acción personalizado. En la fase de seguimiento, se aplican técnicas y pautas de trabajo necesarias para alcanzar los objetivos establecidos en el plan. El tiempo de resolución se ajusta a la capacidad de respuesta de los implicados.

Además, el servicio está disponible tanto presencialmente como de forma online, facilitando el acceso a la ayuda especializada.