Este último post sobre la educación de los hijos, en cada familia, he querido dedicárselo a nuestro hijo pequeño Marió y a mi hermano pequeño Pedro, Síndrome de Down. En todas las familias con hijos, siempre hay un hijo mayor y un hijo más pequeño. También hay un grupo de familias que en un solo hijo tendrán en el hijo mayor al hijo pequeño al mismo tiempo y para siempre. ( esta ambivalencia tiene sus pros y sus contras pero que hoy no nos toca analizarlos). «La clave de ser hijo único«
Nuestro hijo pequeño, en relación con el resto de sus hermanos es también el hermano mas pequeño, que durante su crecimiento desarrollo y educación como hijo y hermano hermano pequeño, le hace acreedor de mas de 2 padres educadores o consentidores que son sus padres y todos sus otros hermanos mas mayores.
Nuestro hijo pequeño:
- Cada día será dirigido y mandado por muchas personas de su familia que tanto le quieren .
- Será mas maduro antes, por crecer en un ambiente principalmente de adultos.
- Llegará a su adolescencia por caminos ya antes trazados y asfaltados por sus otros hermanos mayores.
- Crecerá con unos padres mas expertos porque han aprendido a educarle mejor gracias a los anteriores hermanos mayores.
Hay padres que piensan que el pequeño «por ser el último…» tiene derecho a ser maleducado, egoísta o un tirano con los demás.
Cuando esto ocurre es porque hemos confundido la educación en valores y el cariño con el amor enfermizo que siempre produce la sobreprotección. El pequeño sobreprotegido de una familia, será una persona mas débil a la hora de enfrentarse en el futuro a muchas decisiones de la vida cotidianas o importantes.
Por mucha distancia de años que se lleve nuestro hijo el mayor de nuestro hijo menor, con el paso de los años, estas distancias se acortarán y todos los hermanos terminan siendo «una piña», para las personas externas al núcleo familiar, de ahí el famoso refrán : «Entre hermanos no metas las manos»
Lo que más podemos desear como padres en relación con todos nuestros hijos, es que todos los hermanos estén unidos entre sí y en favor de la familia de la sangre y/o el apellido que los une.
En cierto número de familias, nuestro hijo más pequeño puede haber nacido con algún grado de discapacidad.
La Naturaleza y la lógica de Dios, quieren a veces ser así de aparentemente caprichosos….
Cuando esto ocurre en una familia, unas veces por miedo y otras por que Dios ha querido que nuestro hijo pequeño, «el especial de la casa», sea también el último de nuestros hijos, quedándose así como benjamín el que tiene alguna limitación física y/ o psíquica con respecto al resto de sus hermanos.
En estos casos, nada de lo que ocurre es por casualidad o mala suerte. Esto solo ocurre por una sencilla razón:
La propia selección natural, ha elegido a la familia más válida para acoger y poder ayudar con las capacidades de todos sus miembros al «nuevo hijo pequeño especial» nacido en el seno de la familia seleccionada como mas apta, fuerte y afectiva entre el resto de otras familias también con hijos.
Está claro que no todas las familias valemos igual a la hora de tener que educar y cuidar bien a nuestro «hijo pequeño especial» por ser discapacitado.
«solo unas pocas familias son los adecuadas en estos casos»
Lo que más puede entristecer a unos padres, es ver que sus hijos no mantienen una buena relación entre sí como hermanos o que incluso terminen con su buena relación fraternal a la hora de recibir la herencia de sus propios padres.
La mejor herencia y patrimonio que los padres podemos dejar a nuestros hijos es: