La falta de objetivos educativos crea eternos adolescentes. «Hasta los 30, no empecé a saber quien era». Declaraba Rachel Weisz en una entrevista. Actriz, protagonista de Ágora y famosa en el mundo de las celebrities.
La adolescencia es una etapa de la vida en permanente desarrollo «express» donde «todo se siente», sin llegar a querer reflexionar y entender. La vida se entiende desde el permanente movimiento, incluso la decisión de pararse, también es puro movimiento.
Por eso, la clave para madurar en la vida está en avanzar y no llegar nunca a querer o tener que decidir pararse, y sí provocar a diario y de manera cotidiana un permanente movimiento racional.
Parte de la responsabilidad que tenemos como padres, está en que debemos preocuparnos de que en las distintas etapas de la vida de nuestros hijos, avancen de manera gradual, moderada y madura.
Si tu hijo decidiera no moverse, puede quedarse aparcado en alguna etapa del desarrollo de su vida, y ello le impedirá el propio crecimiento personal, aunque aparentemente siga cumpliendo años y sea un hijo a veces de grandes éxitos personales.
Nuestros hijos no son de nuestra propiedad, aunque les hayamos dado la vida y la formación para que consigan llegar a ser de manera inevitable adultos responsables
Cuando alguno de nuestros hijos decide no madurar y crecer en compromisos personales, en conocimiento de sus límites y en la asunción de sus responsabilidades, mal que nos pese, debemos como padres «intervenir pasivamente», esto es, dejar a nuestros hijos a determinadas edades, actuar y que sean capaces de elegir para acertar y equivocarse con todas sus consecuencias.
Algunos padres para garantizar su aparente tranquilidad y auto-satisfacción, crean en su familia y en la relación con sus hijos una atmósfera de auto-control excesivo o de auto-complacencia insana.
Si mantenemos este tipo de relación con nuestros hijos, con frecuencia podemos llegar a tener como hijos a mujeres y hombres con edades de adultos, viviendo y comportándose como adolescentes sin prisa por madurar y sin sentir vergüenza por no estar donde ya tenían que estar desde hace años.
Algunas pistas para descubrir o localizar al eterno adolescente de 30 años y mas:
- Cuenta chistes y/o toma demasiado alcohol, fuera de lugar y del momento adecuado.
- Viste disfrazando su edad y emulando ser todavía un bachiller.
- Se peina y arregla de manera casi siempre informal o demasiado retocado.
- Le gustan los mismos modelos de coches que a los quienceañer@s y conduce como tales.
- No tiene novia fija, ni mujer estable con quien llegar a casarse, porque nunca esta seguro de que le gusta alguna de las que conoce ya hace años.
- Piensa que llegar a ser padre a los 30, es demasiado pronto y que todavía tiene que disfrutar de la vida y que ya le llegara su momento mucho mas adelante.
- Nunca encuentra un proyecto o trabajo donde dar el 100% de lo que sabe y solo se mueve por el mejor salario a día de hoy.
- Intenta siempre esperar a que «alguien remate», lo que el nunca tiene tiempo de acabar por falta de orden y priorizacion racional de las responsabilidades.
- Se le olvida devolver los libros que le prestan, porque en realidad nunca ha acabado de leer un libro.
- Nunca pide favores a sus amig@s, para que tampoco nunca se los puedan pedir a él.
- Normalmente sigue dirigiéndose a sus padres para «que le ayuden en algo » ( el resto del tiempo está siempre muy ocupado en «sus cosas»).
- Cuando alguien esta en apuros, no se acerca mucho ya que las cosas desagradables le afectan siempre a él mucho más que a los demás.
El resto de los mortales adultos aunque a veces cometamos errores, estas conductas intentamos evitarlas por pura dignidad personal. Nuestro desarrollo personal ha avanzado y no queremos ser habitualmente parásitos del resto de los que nos rodean.
¿Quiénes y por que llegan a esta «forma de vida»?
¿Quiénes somos los responsables de esta falta de desarrollo personal y social?
Observa la educación que les has dado a tus hijos y reflexiona si le han ocurrido las siguientes situaciones:
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- Tu hijo, nunca ha tenido que pedir ayuda a nadie.
- Tu hijo, siempre se le ha dado hasta lo que no ha pedido ni necesitado.
- Tu hijo, no ha tenido nunca que enfrentarse a sus propias limitaciones.
- Tu hijo, no ha tenido nunca que asumir sus propios errores y las consecuencias de verdad y hasta el final.
Padres podéis elegir de que hijos queréis disfrutar cuando sean adultos, quizás estáis a tiempo todavía en la mayoría de los casos. En cuanto a la madurez personal de nuestros hijos, nada es gratuito, la falta de objetivos educativos en la vida de tus hijos son mas importantes de lo que os imagináis.
Solo tenéis que poner en marcha los mecanismos suficientes para pasar a ser padres menos intervencionistas y mas rigurosos en diversas pautas educativas que ayudan al progreso personal de tus hijos.
Os invito a leer todos los post de esta serie:
Héroes desde los 65. Felicidades y Gracias (I/IV)
Ser padres «cool» (II / IV)
Emprendedores a los 20 ( IV/IV )